Es protagonista de buena parte de nuestros días y noches de esta época del año. Por eso, no hay que perder de vista los cuidados del césped en primavera. Unos que hemos de cumplir de manera rigurosa para que, tanto en junio como en septiembre, nuestra alfombra verde esté en perfecto estado. Algo ciertamente complicado, ya que el uso que se le da en los meses estivales es mucho más elevado que el resto del año. Un disfrute que, si no tenemos un césped fuerte y sano, le pasará factura.
Pero no es solo el uso lo que obliga a extremar los cuidados del césped en verano. Las características propias de la estación son auténticos enemigos de su salud. Y no hablamos únicamente de la falta de precipitaciones. El calor trae consigo, también, la aparición de hongos en el césped. Una enfermedad que no solo afea el conjunto de nuestro jardín. También puede provocar la muerte de la hierba afectada.
Por estas razones, prestar atención a los cuidados del césped en verano es clave. Solo así podremos disfrutar plenamente de esa singular alfombra natural.
4 CUIDADOS DEL CÉSPED EN VERANO FUNDAMENTALES PARA SU SALUD
Los cuidados del césped en verano no difieren, en su mayoría, de los que demanda el resto del año. En realidad, tan solo suponen prestar especial atención a algunas tareas que, en los meses de calor, tendremos que llevar a cabo de otra manera o con una intensidad diferente. Y es que, por más que creamos que el césped se comporta siempre igual, nada más lejos de la realidad. Las condiciones meteorológicas le afectan como a cualquier otra especie vegetal. Y, solo conociendo cómo minimizar su impacto, lograremos disfrutar plenamente de él.
Veamos en detalle cuáles son los cuidados del césped en verano. Y, lo que es más importante, cómo debemos llevarlos a cabo.
1. Segar, la tarea principal de los meses de calor
La siega es, sin lugar a dudas, uno de los cuidados del césped en verano fundamentales. Hablamos de una tarea que, en los meses de calor, tendremos que realizar al menos una vez por semana. Pero cuidado con esto: no es una máxima universal. El ambiente marcará el crecimiento de nuestra hierba. Así que más que pautarnos un día a la semana para segar, lo realmente crucial es observarlo y cortar únicamente cuando lo necesite.
Tan importante como segar es hacerlo a la altura adecuada. Por más que tengamos sistemas de riego instalados, el césped sufre en los meses de calor. Por eso, en verano hemos de extremar la precaución y elegir una buena altura de corte. El motivo es sencillo: si apuramos mucho y lo dejamos muy corto, el césped puede tener serias dificultades para poder crecer a buen ritmo. Por eso, en los meses de verano, lo ideal es que tenga una altura de cinco centímetros. De esta manera, nuestra hierba tendrá capacidad de absorber correctamente el agua y permitir que sus raíces crezcan.
Si lo cortamos en exceso, el césped necesitará una gran cantidad de energía para crecer. Y no solo eso: si se debilita, cederá terreno a las plantas adventicias. Así que vale más velar por su salud, aunque tengamos que segar más a menudo, que plantearnos la ardua tarea de cómo erradicar las malas hierbas del jardín.
2. El riego en su justa medida, clave en los cuidados del césped en verano
El verano es una estación maravillosa por las muchas horas de sol y las altas temperaturas. Pero no nos confundamos: todo ello trae consigo un estrés importante para nuestras plantas. Uno del que no se libra tampoco el césped. Y es lógico: para lucir en perfecto estado, su demanda de riego es elevada. Es más: para poder crecer en condiciones, el ambiente ideal del césped es calor y humedad ambiental.
Por este motivo, el riego se convierte en uno de los cuidados del césped en verano más importantes. Pero ojo porque no podemos confundir regar con encharcar. Por más que pensemos que el exceso de agua es bueno para nuestra alfombra verde, no es así. Es cierto que es fundamental tener una pauta de riego diaria. Pero también lo es que la intensidad debe depender del nivel de humedad del suelo. Regar de más puede ser contraproducente. Sin embargo, tengamos algo claro: más que riegos superficiales diarios, el césped agradece un par de riegos en profundidad a la semana. Solo así el agua podrá penetrar en condiciones hasta las raíces de la hierba.
Si tenemos alguna zona del jardín que hayamos resembrado, cuidado. Ese césped nuevo necesitará más humedad que el resto, por lo que es importante cuidar que esté siempre regado en condiciones.
3. Abonar para promover el crecimiento
Para favorecer que nuestra hierba tenga la energía que demanda, no está de más aplicar una dosis de abono. Gracias a él y usándolo siempre después de cortar seguido del riego, podremos favorecer su crecimiento y fortaleza.
El uso de abono, del tipo que sea, debe reservarse para horas de mínima insolación solar. O, dicho de otra manera, para primera o última hora del día. Y no es la única precaución que hemos de tomar: añadido, no es recomendable abusar de él. Basta con una aplicación mensual o, como mucho, cada tres semanas. De optar por un abono de liberación lenta, bastará una dosis en todo el verano.
4. Prepara la plantación de césped nuevo
Por más calvas que pueda tener tu jardín, no: no es momento de plantar. Y es que, aunque queramos solventar los estragos del invierno en nuestra hierba, el verano no es un buen aliado para esta tarea.
Para poder crecer con salud, nuestro césped demandará una gran cantidad de agua. Y, añadido, es altamente probable que ni dándosela prospere como ha de hacerlo. Por eso, hay que tener un poco de paciencia y resembrar el césped en otoño.
Que no podamos plantar no significa que no podamos empezar a preparar el terreno. Es más: el verano es un momento ideal para comenzar a acondicionar el suelo para la nueva vida. No solo podemos aprovecharlo para levantar y remover el suelo que esté estropeado, favoreciendo la aireación y que el terreno se descompacte. También podemos ir nutriéndolo aplicándole un sustrato orgánico, como el humus de lombriz, como un recebo específico para césped.
¿Cuáles de estos cuidados del césped en verano pones en práctica? ¡Cuéntanos tus trucos